Soy una apasionada de los musicales y no podía perderme uno con gran éxito mundial y excelente crítica “Priscilla, Reina del Desierto” en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid. Ganador de premios Oscar, Tony y Oliver, ha sido visto y aclamado por más de tres millones de espectadores en Broadway, Londres, Sidney, Suecia, Canadá, Italia y Argentina, antes de llegar a España.
Hay momentos especiales en la vida que necesitas reírte, evadirte, disfrutar, y nada mejor que ir a un musical. Dicen que las personas que ríen mucho viven más y mejor, lo que no significa que sean más felices. Hay que soltar mochilas e ir ligero de equipaje por el mundo, deshacernos de lo que no nos sirve para poder avanzar. Vivir el desapego, en definitiva, el arte de saber soltar.
Pero, precisamente, en este musical no hay que soltar ni olvidar el equipaje, todo lo contrario, ¡y de ligero nada!; un bus cargadito de maletas va en dirección a Australia para que un espectáculo de Drag Queen luzca sensacional: taconazos de infarto, pelucas imposibles, maquillaje de fantasía, abalorios…
¿Qué es la vida? Una aventura, un viaje con imprevistos, sorpresas, con aciertos y errores… con momentos de gloria y otros no tan buenos. Con “Priscilla, Reina del desierto” todo esto y mucho más lo podemos ver.
Era la primera vez que pisaba el Nuevo Teatro Alcalá, en la calle Jorge Juan 62, cerca de El Corte Inglés de Goya, una sala de cine rehabilitada, entonces una de las más emblemáticas de Madrid. Un espacio reconvertido en un teatro de musicales contemporáneo por el que han pasado obras tan emblemáticas como “Grease, el musical de tu vida”.
“Priscilla, Reina del Desierto”, bajo la dirección artística de Àngel Llàcer, es un musical basado en la oscarizada película con el mismo nombre. La trama presenta a tres drag queen: dos gays y una transexual que buscan un Casino en medio del desierto australiano, en el resort de lujo Alice Springs, para representar un espectáculo “Drag». Amistad, amor, éxito… Un viejo autobús, bautizado como Priscilla, se viste de luz y color, es otro protagonista más, aportando dinamismo y acción a la historia. Las 30.000 bombillas LED de la carrocería de Priscilla recrean figuras, como corazones o la multicolor bandera gay.
Cabe destacar que la puesta en escena es la misma que se estrenó en Londres. Una historia que te emociona y que te hacer reír, el mejor antídoto contra todo. El guión, la interpretación, la dirección, la música, el vestuario… engancha al espectador desde el primer momento. Mucha boa de colores, purpurina, pelucas, pestañas postizas, plataformas de vértigo, esto es un espectáculo Drag. Un derroche de imaginación y magia. Los fisioterapeutas han recomendado a los actores no estar más de 20 minutos con esos taconazos o pesadas pelucas para evitar lesiones y dolores lumbares.
Más de 40 artistas sobre el escenario con innumerables cambios de vestuario y las más variadas coreografías. Me ha encantado la banda sonora que reúne temas muy bailados de música disco, desde canciones de Madonna, Gloria Gaynor o Tina Turner, grandes divas e iconos gays, que hacen que los espectadores se impliquen e interactúen haciendo palmas y cantando parte de las canciones.
Los tres personajes protagonistas tienen gran feeling entre ellos, crecen y evolucionan juntos hasta el final y hacen emocionar al espectador. Están llenos de matices y brillan con luz propia, cada uno en su propio espacio.
Carlos J Benito. Foto: Sara Palomo
El drag queen más joven (Adams-Fenicia) aporta frescura, alegría, espontaneidad, sinceridad, inexperiencia, ganas de comerse el mundo. En el otro protagonista, menos festero que el anterior, vemos la etapa de pasar de hetero a homosexual (Tick) -padre de un hijo con su ex mujer- quien destaca por su figura paternal, su lado protector y responsable. Por último, la transexual (Bernardette) es una viuda, una vieja gloria que busca una segunda oportunidad, representa la experiencia, la madurez, la lucha, la fuerza, el tesón, la voluntad, el ser valiente y seguir adelante, pese a todo.
Foto: Sara Palomo
El día que yo fui actúo el actor Mariano Peña, en el centro de las fotografías de arriba y abajo, que interpreta a Bernardette, la transexual. Es conocido, sobre todo, por dar vida a Mauricio Colmenero en la serie «Aída». También, vi actuar a Christian Escudero (izda), el drag queen más joven y alocado (Fenicia), y a Carlos J Benito, (dcha), el drag que es padre de un hijo (Tick). Los tres han estado soberbios.
Tres personalidades diferentes, tres puntos de vista unidos por su apuesta por hacer un espectáculo de Drags. El resultado: el efecto gaseosa, ¡¡explosión de emociones!!.
En el musical hemos visto momentos duros: cómo parte de la sociedad trata cruelmente y rechaza a este colectivo, la soledad a la que se enfrentan, «solo nos quieren para divertirse hasta el amanecer» apunta Bernardette, pero yo no voy a entrar en el lío. ¿Homosexual, heterosexual o bisexual? … Hay mucho cambio de gay a heterosexual, de homosexual a heterosexual y mucho gay que sale del armario. Todo en esta vida tiene sus partidarios y sus detractores.
Como periodista y como persona trato cualquier tema con respeto y delicadeza. En mi opinión, lo importante es el corazón, el alma de la persona, lo que está dentro de cada uno, más que el envoltorio… más allá de su condición sexual, raza, religión, profesión o hábito.
Al final del musical, los espectadores aplaudimos en pie durante alrededor de 10 minutos, lo que dice mucho del éxito de esta obra, que transmite alegría, frescura y diversión a borbotones. He visto muchas señoras, niños, parejas gays y hetero… ¡ah! no está recomendado para menores de 12 años. Un collage variado y diverso de público con ganas de disfrutar una experiencia única. Miradas de espectadores ilusionados, con una sonrisa dibujada en su boca, que salen del teatro contagiados de entusiasmo y con ganas de bailar :)))
¡Ojo!, que no he contado el verdadero motivo de esta gira, desde la costa este al centro de Australia, donde está Alice Springs!, solo un pedacito de argumento.
¿Te subes al bus de Priscilla? Te esperan sorpresas, cualquier cosa puede suceder. Disfruta de un viaje lejano, con divertidas y disparatadas aventuras por el continente australiano.