Nos vamos hoy al Museo Sorolla que se encuentra en Madrid, en el Paseo General Martínez Campos, 37, que fue su propia casa -construida en 1910-, donde habitó con su familia. La capital recibe la exposición con carácter temporal “Sorolla en París” hasta el 19 de marzo. Nos ubicamos históricamente, en finales de siglo XIX y hacemos feedback de mucho tiempo atrás.
Vamos a hacer un recorrido de la pintura de Joaquín Sorolla que abarca desde su primer viaje a París, la ciudad de la luz, en 1885, hasta su consagración como gran pintor de su tiempo. Son 66 pinturas, de las cuales 35 pertenecen al Museo y las demás a colecciones particulares e instituciones culturales de diversos países. Es decir, que a la importante colección de pintura suya en el Museo Sorolla de Madrid, se suma una colección temporal.
Anteriormente, esta muestra estuvo en Alemania, con rotundo éxito, más de 175.000 visitantes dan fe de ello.
Estos cuadros de Soroya son un arma importante que documentan el vestuario de la época donde el sombrero es un gran protagonista; obras inspiradoras para la diseñadora y sombrerera Inmaculada Jara que aprendió la técnica de la sombrerería con Biliana Borissova, primera sombrerera que forma parte de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME). También, ha realizado cursos en Londres con sombrereras de talla internacional como Carole Maher.
En este post voy a fusionar los sombreros de Inmaculada Jara, de quien hablaré más adelante, con los retratos de Sorolla.
Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 – Cercedilla (Madrid) 1923) viajó a París en 1894 y allí evolucionó hacia la pintura impresionista, lo que supuso un cambio y revolución de su estilo. Abandonó su etapa anterior y comenzó a pintar al aire libre -dogma del impresionismo-, quedando cautivado por la luz del Mediterráneo. Las escenas en la playa son las que más se identifican con el arte de Sorolla. El mar, un lugar mágico, donde suceden innumerables escenas cotidianas que Sorolla sabe retratar como nadie con su destreza con los pinceles.
Tras su visita a París, se trasladó a Roma, donde completó su educación. El pintor Sorolla demuestra su talento dentro de España y fuera de nuestras fronteras. Me llama la atención que sea un pintor que en vida conoció el éxito, al contrario que otros genios de la pintura como Van Gogh, Toulouse Lautrec o Renoir que tuvieron un éxito póstumo.
Sorolla es un amante de la luz y la retrata magistralmente, ya que fue un discípulo de Velázquez, al que estudió en el Museo del Prado, junto a otros autores. Sorolla es considerado el maestro de la luz por su maestría para ello.
Su último cuadro: Retrato de la señora de Pérez de Ayala
Sorolla tenía pasión por el mar, tema que borda y marca su sello personal. Para Joaquín Sorolla el agua y el mar serán una de las constantes de su obra. El mar Mediterráneo: la playa de la Malvarrosa (Valencia) y el mar de Jávea (Alicante).
Las circunstancias personales de un artista se reflejan en su obra. Joaquín Sorolla se quedó huérfano a los 2 años y se crió con sus tíos maternos. El pintor tuvo su propia familia; su esposa y 3 hijos fueron lo más importante para él, como plasma en la infinidad de retratos de ellos. Concilió su vida personal y profesional haciendo a su familia partícipe de su trabajo.
En esta exposición hemos visto un Sorolla luminoso, frente a otro más oscuro y dramático, pero la fama de Sorolla fue por su talento con la luz, no por la oscuridad.
Su fama rebasó las fronteras españolas para extenderse por toda Europa y Estados Unidos. Entre otros muchos reconocimientos: Primera Medalla Nacional de Bellas Artes en 1892 y 1895, y el Gran Prix de la Exposición de París de 1900. En 1914 fue elegido académico de Bellas Artes de San Fernando.
La exposición alberga una sección dedicada a ‘Retratos’, donde destaca el retrato de un desnudo de su propia mujer, inspirado en «La Venus del Espejo» de Velázquez, un cuadro intimista. Y es que Sorolla siente preferencia por el desnudo.
Además, contemplamos un magnífico retrato de su hija mayor, María Clotilde, a la que pintó con frecuencia.
Sorolla, se consideraba un pintor naturalista. La pasión por el Mar Mediterráneo la lleva dentro: es parte de su esencia y lo expresa en sus cuadros. Lleva con orgullo que nació en el Mediterráneo, como el cantante Joan Manuel Serrat lo dice en su icónica canción “Mediterráneo”.
Asimismo, Sorolla, además de pintar temas marinos retrata escenas costumbristas de la huerta valenciana.
Sus obras culmen son con la representación de la figura humana sobre un fondo de playa o de paisaje, donde son características las luces y sombras, los reflejos y transparencias.
Destacan sus pinturas «Niños en la playa» (1910, Museo del Prado), «Paseo a orillas del mar» (1909) y «El baño del caballo» (1909, del Museo Sorolla, (Madrid).
Las salas de arriba están dedicadas al mar, que es lo que verdaderamente causó impacto en París, con pinturas realizadas en su época de Jávea, como «Verano» o «El bote blanco», un cuadro de gran formato que muestra la transparencia del agua y los cuerpos desnudos en el mar.
Es bueno instruir a los niños en el arte y la cultura. Algunos padres se lo inculcan a sus hijos desde pequeños, como he sido testigo en esta exposición y en mi propia familia. Y esta iniciativa la aplaudo con fervor. Como botón de muestra, mis fotos.
Inmaculada Jara
Todos los que seguís mi trabajo sabéis que es un blog de sinergias, entre las que se encuentra principalmente, la de Arte y Moda. En los diseñadores de moda me fijo en su trabajo para que sea el más adecuado para hacer mis sinergias en los posts. En este caso, la exposición «Sorolla en París», he analizado varias candidaturas y la elegida que más me cuadraba, ha sido la diseñadora y sombrerera Inmaculada Jara con sus sombreros, tocados y complementos pintados a mano por la artista plástica Ana Manzano, licenciada en Bellas Artes. Piezas de fabricación artesanal inspiradas en el mar. Una apuesta dentro del marco Alicante Fashion Week 2016 de la que he decidido hacer una repesca.
Esta colección ha sido titulada “Tejidos de mar” y está compuesta por 6 sombreros- tocados inspirada en las criaturas de las profundidades marinas, donde arte y técnica sombrerera se complementan con éxito. Una colección sensible, refinada y elegante, como la obra de Soralla. La belleza exterior del mar rivaliza con la del interior.
Inmaculada Jara se ha ganado con luz propia estar en este post. Se dirige a una mujer actual, sofisticada, elegante y sensual. Sus diseños son artesanía y romanticismo en estado puro. Cada una de sus piezas está elaborada con materiales nobles, tejidos de lujo, bordados únicos, piedras semipreciosas y elementos decorativos, como la porcelana. Sus sombreros y complementos son realizados a medida en series limitadas.
Así lo explica el tándem profesional Inmaculada Jara y Ana Manzano: “La idea surge por nuestro afán de experimentar y admiración profesional mutua. Estamos convencidas de que nuestra creatividad va unida con nuestra identidad, lo que nos lleva a querer evolucionar y crecer en todos los aspectos. Pensamos que el proceso de aunar las distintas disciplinas arte y moda sería de gran valor en nuestra proyección creativa aportando al sector de la moda un producto único y original”.
Ambas han experimentado con nuevas tecnologías de impresión textil sobre diferentes tejidos que normalmente no se utilizan en sombrerería, pero también con telas de alta calidad, como las sedas, crinolinas, tejidos metálicos… Tiene un gran protagonismo una paleta de colores muy rica y de grandes contrastes. Tonalidades azules, amarillas, corales…. predominan en el mar y en los diseños de su colección.
Sorolla e Inmaculada Jara han quedado unidos en este post bajo la alianza del color y la luz del mar, tanto en el exterior como en el interior. Un mar de historias que nos han cautivado. Hemos buceado en las profundidades del mar de los cuadros de Sorolla con los diseños de Inmaculada Jara y Ana Manzano.
Recordad, hasta el 19 de marzo podéis ver la exposición «Sorolla en París» en la Casa-Museo Sorolla en Madrid.