¿Qué tal estáis llevando el confinamiento por el coronavirus?…
Un tercio de la Humanidad ya vive confinada escucho en los informativos hoy, 26 de marzo de 2020; lo que está cayendo por el coronavirus parece verdaderamente apocalíptico porque la propagación del COVID-19 minuto a minuto, hora a hora, día a día, es brutal y tiene efectos económicos y sociales catastróficos sin precedentes. Estamos hablando de una pandemia mundial nunca vista. Así la anunció ya en 2018 la Organización Mundial de la Salud, OMS, para que estuviéramos preparados.
En mi caso, confinamiento TOTAL en Murcia con mi familia por el coronavirus, ni para salir a la ruta permitida: ir al Banco, kiosco, estanco, súper, Farmacia o pasear al perro. Confinamiento duro y puro es lo que estoy haciendo.
Miedo, ansiedad, estrés… estoy en esta fase ante un virus nuevo, cuyo origen se desconoce; científicos barajan la posibilidad de que pudo originarse en murciélagos y serpientes. El coranovirus COVID-19 es altamente contagioso, resistente, peligroso, raro, listo, inteligente, mentiroso, esquivo, sin patrones, sin criterios, individualista y antisocial.
La situación es gravísima y nadie se la podía ni imaginar, la intento afrontar con sentido del humor para poder sobrevivir, liberar endorfinas y reforzar el sistema inmunológico ante esta nueva enfermedad que ha venido para quedarse.
A los principales síntomas de fiebre, tos seca, cansancio y sensación de ahogo por falta de aire, se van sumando nuevos síntomas: pérdida de olfato y gusto. Lo que no me explico y la peculiaridad del coronavirus es que hay personas que no tienen síntomas y portan el virus, sobre todo, los más jóvenes.
Un día antes del Estado de Alarma, decretado por el gobierno el pasado 14 de marzo, fuimos mi hermana y yo al súper para adquirir lo que cabía en dos carros de compra, y más adelante, mejor opción y más segura: compra por Internet a por suministros de higiene, desinfección y limpieza profunda: lejía, jabón y la joya de la Corona de la compra: el papel higiénico.
La compra presencial en el súper se convirtió en un Calvario: una persona tosiendo, otra estornudando entre las estanterías, sin hacerlo en el codo flexionado ni con pañuelos desechables; un reponedor con fiebre; una señora por el móvil decía que estaba pasando su cuarentena, ¿en el súper?… y ¡¡¡tatatachan!!! el asalto de una amiga sin mantener la distancia, cuyos hijos habían venido últimamente de Madrid (Comunidad más afectada), y salí huyendo como si hubiera visto al “coco”. A cualquiera que he mencionado los veía como un “enemigo”.
Nunca más piso un súper mientras la situación siga así, tan crítica, se convierte en un foco de propagación, un auténtico polvorín.
Más tarde vamos a la Farmacia y ya no me puedo escapar de saludar a una amiga pero no me ando con chiquitas y le digo “vamos a marcar distancias” (en el buen sentido) que la cosa está muy mal, con un par de narices.
Un cliente estaba fuera de sí dentro de la Farmacia y monta un pollo porque no encaja la gravedad del coronavirus, haciendo una comparativa con la gripe “todo esto… por un resfriado”, yo no entro al trapo (raro en mí) diciéndole que no he estudiado Medicina y prefiero no opinar. Las siguientes compras en la Farmacia ya no las hago saliendo a la calle sino por servicio a domicilio para adquirir el pack anticoronavirus: mascarilla, guantes, gel desinfectante, alcohol y paracetamol. Termómetro ya tengo.
La compra online en el súper tampoco fue relajada porque el servidor estaba sobrecargado e iba bastante lento por lo que tardé horas con mi lista XXL: productos y ofertas que quería, agotados, incluyo chuches para levantar el ánimo. El envío tarda más de una semana pero qué alivio sentir ¡¡ya tenemos víveres para un mes!!
Por esta crisis sanitaria estamos en el período de los 15 días de Alarma y se han prorrogado otros 15 días más de confinamiento que ya preveíamos, hasta el 12 de abril de 2020. Hay que estar preparados porque podría alargarse aún más, otra tercera prórroga…
Acepto con resignación la situación y obedezco como un perrito faldero a todas las normas y protocolos que imponen el gobierno y las autoridades sanitarias. Higiene personal y doméstica extrema y no salir de casa por el bien de todos, pero sí salgo al balcón, como muchos vecinos, para aplaudir al personal sanitario a las 8 en punto de la tarde, al grupo de más riesgo, a ese colectivo de “valientes” que está en la primera línea de la pandemia.
Conozco a sanitarias que se han infectado; otras piden oraciones porque se exponen y lo están pasando muy mal, por ellas y por los enfermos que ven morir con impotencia.
Hasta ahora el confinamiento para mí era “PA’ seguir estudiando” OPOS pero es que no me centro: los 100 whatssap que me llegan al día y los informativos con la última hora a los que me enchufo, me tienen en vilo ante esta nueva enfermedad, cuya vacuna podría tardar meses o un año. Esta situación me lleva a retomar el blog tras un parón de meses para hincar codos.
Al coronavirus se le suma otro tema candente del momento: el “Corinna Virus”, tras renunciar el rey Felipe a la herencia de su padre, presuntamente procedente de “fondos opacos”, y retirarle su asignación anual como Rey Emérito, para salvar a la institución. Seguidamente, aparece el colectivo “Corona Ciao” por cómo está la Corona. Esto está la mar de entretenido.
El confinamiento lo vivimos cuatro en casa: una hermana y dos sobrinos. El sobrino mayor, teletrabajando mañana y tarde, las características de su profesión se lo permite. El menor, entre los estudios online en la Universidad y el ocio: leyendo, escuchando música y viendo pelis que tenía pendientes, como un poseído por la cultura y metido en su “madriguera”. Se ha hecho con muchos libros y ¡¡va a tener un vocabulario extensisímo con tanta lectura!!
Tomo nota de los consejos de las monjas de clausura para “no morir en el intento” y llevar mejor el aislamiento. Hago por primera vez torrijas y arroz con leche para el personal; es que con el confinamiento se come más y apetecen alimentos más calóricos que alivian el miedo y la ansiedad. Además de estudiar, se me ocurre hacer cosas que no he hecho nunca o todo tipo de tareas que tenía pendientes. Aprovechar el tiempo para vaciar y reorganizar armarios es lo que están haciendo también bastantes personas.
Observo a mi alrededor y percibo que hay gente que lo lleva mejor que otra, según la personalidad y sus circunstancias. Yo ya estaba entrenada con “encerronas” en casa y en el hospital durante años para atender, por enfermedades largas, a familiares cercanos.
“La vida está fuera”, me dice una amiga, cuya personalidad es de “hacer” y no parar fuera de casa; discrepo de ella porque el mundo de la creatividad exige “encerronas” en sus lugares de trabajo: pintores, escritores, artistas, diseñadores, músicos…
La vida está dentro y fuera del hogar, en el interior (vida interior) y en el exterior (vida social). Todo ello está interconectado y construye nuestra realidad.
Tiempo de parar y reflexionar. Tiempo de conectar con uno mismo y conocer mejor a los demás. Tiempo de iluminación de conciencias. Tiempo de renovación de almas.
Y esta “encerrona” en casa tan drástica estoy convencida de que a muchos, pocos o algunos nos va a hacer mejores personas, más comprometidas y generosas, porque el coronavirus solo se vence con SOLIDARIDAD, simplemente “quedándonos en casa”. Mucha fuerza y ánimo. Esto solo acaba de empezar…
#Quédateencasa #porti #pormí #portodos
