«Navidad, Navidad, dulce Navidad…» Esperemos que esta Navidad sea dulce en todos los sentidos, sobre todo que nunca falten toneladas de ilusión, esperanza y mucha fuerza para poder conseguir nuestros sueños.
La Navidad está unida a sabores dulces como los turrones, mazapanes, polvorones, pasteles de Gloria, yemas y, un imprescindible, para mí, el exquisito “Marron Glacé” (castaña glaseada o confitada).
Estaba en la pastelería “Casa Mira”, fundada en el año 1855, y dos adolescentes miraban el escaparate boquiabiertas y decían: “esta tienda es de abuela”, yo que hablo con todo el mundo me permití añadir: «sííí y tiene esos pasteles y sabores tan ricos de la abuela». Y es que a mis abuelas y bisabuelas las recuerdo como excelentes cocineras, ¿quién no a las suyas?. Otra amiga, Isabel Rodríguez, me cuenta que ella pasa por allí pero no entra, aludiendo: ¡uyyy ese sitio tiene 1000 años!. Yo me fijo en el prestigio, en el encanto de un sitio y confío plenamente en mi paladar.
Estoy segura de que dicha amiga cuando lea esta post entrará a este establecimiento centenario, al igual que muchos más.
Casa Mira está ubicada en la emblemática Carrera de San Jerónimo, 30, entre la Puerta del Sol y el Palacio de las Cortes, en pleno barrio de los Austrias, y está especializada en turrones de calidad suprema que venden todo el año. De almendra, yema, coco, frutas, guirlache, mazapán o chocolate. Turrones duros y blandos, con azúcar y sin azúcar. Cabe añadir que la elaboración del «Marron Glacé» es un proceso largo y laborioso que requiere de mucho mimo y los de Casa Mira, los saboreas con gusto, son deliciosos.
Casa Mira es mucho más que una confitería de toda la vida, ha sido Proveedor Real y está considerada por ofrecer el «mejor turrón de España», artesano y tradicional, sin conservantes ni aditivos. Han pasado ya seis generaciones y esta tradición sigue más viva que nunca. Se trata de la primera tienda de turrones en Madrid con fabricación artesanal que ha traspasado fronteras. Casa Mira fabrica a mano sus turrones, 100% artesanales.
El turrón blando “Jijona” lleva almendra, azúcar, miel, clara de huevo y canela, mientras que el turrón duro “Alicante” se elabora con los mismos ingredientes naturales, pero con oblea y sin canela. Y el mazapán se realiza con almendra, azúcar y oblea.
En el escaparate puedes contemplar y disfrutar de una mesa giratoria con bandejas colocadas a distintas alturas llenas de pasteles que te hipnotizan, un sistema que también estoy viendo en tiendas de moda: maniquíes en movimiento gracias a plataformas giratorias. He probado ya casi todo de Casa Mira y es que cada vez que paso por allí no me puedo resistir a tomar algo. Soy una golosa devota, pero no de cualquier cosa, tengo el paladar muy fino y aprecio los sabores artesanales.
De Casa Mira me comería todo hasta el packaging, los envoltorios que utiliza son preciosos, proceden de Papeles y Bolsas El Carmen, fabricantes desde hace más de 50 años. Un papel de máxima calidad con acabados de alta gama que está en sintonía con los productos de este establecimiento. Me fijo mucho en la presentación de los productos, en la buena imagen de un negocio.
También, ofrece otros dulces, fruta escarchada, peladillas y piñones, barquillos, caramelos. bombones…
«Desde su fundación, en 1855, esta casa centenaria en turrones se ha convertido en punto de peregrinación al que acuden golosos devotos. Sus secretos: recetas artesanales, productos de primera y una atención exquisita a su fiel clientela»
Casa Mira
Hace más de siglo y medio, Luis Mira un maestro artesano del turrón quiso probar suerte en Madrid. Abandonó su Jijona natal, montado en un burro cargado de turrones, y partió hacia la capital, le supuso hacer varios viajes porque durante su trayecto vendía el turrón que llevaba, antes de llegar a su destino.
Empezó su negocio en 1842 en un puesto en la Plaza Mayor y luego fundó Casa Mira, una de las tiendas de turrón más significativas de Europa, primero en Carrera de San Jerónimo -cerca de Canalejas-, y posteriormente, en 1855, en Carrera de San Jerónimo, 30, su actual ubicación. Me encantan estas historias de gente con mucha iniciativa, emprendedora y luchadora, gente que se hace a sí misma.
Cuando Luis Mira llegó a Madrid tenía 21 años y logró que su fábrica de turrones se convirtiera en el principal proveedor de la Casa Real durante los reinados de Isabel II, de Amadeo de Saboya, de Alfonso XII, de la Regencia de María Cristina y de Alfonso XIII. La extraordinaria calidad de la materia prima y su cuidada elaboración, hicieron merecedora la fama de los turrones de Mira.
Luis Mira, además de ser proveedor de turrones de la Casa Real, recibió el Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1899, fue Caballero Tocado del Rey, Medalla de la Orden de Isabel la Católica en el año 1868, entre otras distinciones, lo que muestra la importancia de este establecimiento.
Los actuales «Hijos sucesores de Luis Mira», constituyen la sexta generación que desciende por línea directa de aquel Luis Mira. Actualmente, Casa Mira la regenta el tataranieto de Luis Mira.
Cuánta historia destila este edificio cuando se investiga, al igual que su calle, la Carrera de San Jerónimo que te lleva a la Puerta del Sol, el corazón de la capital. Esto es parte del encanto y magia de este local.
La tienda visualmente no parece una pastelería sino una joyería por la presentación al público de sus productos. Es una sala cuadrangular con paredes revestidas de caoba y espejos. Ofrece una cuidadosa presentación de los dulces en los mostradores de cristal que han ganado en altura con el paso del tiempo por razones higiénico-sanitarias.
Frente a la puerta de entrada, preside un retrato de su fundador, Luis Mira, que cuenta con más de 170 años. Vemos un techo de escayola, repleto de artesonados con motivos florales, en el que destaca un escudo policromado en madera con la leyenda “Proveedor de la Real Casa”.
Desde la apertura de Casa Mira hasta nuestros días han pasado casi dos siglos, pero ha variado poco el aspecto externo de la tienda, salvo el pavimento en el suelo, en el que la madera se ha reemplazado por mármol, y los tejidos que revisten las paredes también se han sustituido, por cierto, son franceses. Además, de ganar espacio.
Sabíais que el turrón es el único dulce que perdura en Europa desde la Baja Edad Media. La industria turronera tuvo gran importancia en la segunda mitad del siglo XIX, ya que anteriormente sólo se fabricaba para uso familiar. Luis Mira fue pionero en traer los turrones desde Jijona hasta Madrid y desde Madrid a toda España, resto de países de la Unión Europea, América y otros países del mundo.
Enhorabuena a Luis Mira por su agudeza!!
Feliz y Muy Dulce Navidad!! 😉