Es todo un acontecimiento, por primera vez el Museo Thyssen Bornemisza lleva a cabo una exposición que aúna Arte y Moda: un bello y elegante diálogo entre ambas disciplinas.
El diseñador francés Hubert de Givenchy vestirá de moda el Museo Thyssen a partir del 22 de octubre hasta el 18 de enero de 2015. El arte para este diseñador ha sido siempre una fuente de inspiración. El arte es eterno. La moda es fugaz, cambiante, transitoria, efímera… Y la Alta Costura, la máxima expresión de la moda, convierte los diseños en piezas de arte propias de un Museo.
En un principio, iba a ser el diseñador italiano Valentino quien expusiera sus diseños en el Thyssen pero al final no prosperaron las negociaciones entre ambas partes ¿por qué? Pues, no ha sido viable hacer una exposición a medida de Valentino, por ahora. Su show, para algunos, o “parque temático”, para otros, cargado de maniquíes a precios de lujo -que solo dejaba sitio para una estrecha fila para los espectadores-, superaba los límites establecidos por el Museo.
El éxito de público de «El arte de Cartier», la muestra de joyería francesa que realizó el Museo Thyssen en 2012-2013, ha sido un precedente para que esta institución apostara por la alta costura. En esa ocasión, Cartier y el Thyssen llegaron a un acuerdo, gracias a un esfuerzo de colaboración por parte de Cartier.
Se trata de una retrospectiva del diseñador francés Hubert de Givenchy, figura clave de la Alta Costura. Una carrera llena de éxito con casi medio siglo de vida: desde la apertura de su propia Maison, en 1952, en París, hasta su retirada profesional en 1995. Una Leyenda viva que añade más interés humano a esta exposición.
La sensibilidad es una virtud que define a un artista. Ello unido al carácter innovador y rupturista de Givenchy han hecho el resto para triunfar. Ha sabido crear una perfecta armonía entre la elegancia clásica y la innovación. Una combinación que derrocha belleza, fuerza y glamour.
¿Qué podemos ver? Unos 91 vestidos procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo, muchos de ellos inéditos para el público; 17 pinturas de Zurbarán, Rothko, Sargent, Miró, Robert y Sonia Delaunay o Georgia O´Keeffe y una selección de fotografías de gran formato.
Belleza, elegancia, sencillez
Desde la fundación de su propia casa de costura, las colecciones de Givenchy han cosechado un éxito constante. Admirador y discípulo del diseñador español Cristóbal Balenciaga, conocido como el arquitecto de la moda. De él ha heredado la pureza de líneas y volúmenes, entre otras características artísticas.
Givenchy reconoce la influencia de la pintura en su trabajo, al igual que Balenciaga y otros grandes de la moda. Ha sido coleccionista de pintura de los siglos XVII y XVIII, y de obras de artistas de comienzos del siglo XX. Este aspecto, se puede apreciar es a través de los diálogos que sus vestidos establecen con artistas como Zurbarán, Rothko, Sargent, Miró, Robert y Sonia Delaunay o Georgia O´Keeffe.
Sus creaciones aúnan la elegancia clásica de la alta costura con el espíritu innovador del arte de vanguardia. Clasicismo más innovación: Su receta para el éxito.
Primeros grandes éxitos
El recorrido de la exposición empieza con un primer espacio dedicado a sus comienzos en su propia casa de alta costura, la Maison Givenchy, en 1952, con piezas de su primera colección.
Triunfó con la famosa blusa Bettina, el primer gran éxito en su carrera y un paso adelante en su proyección internacional. Confeccionada con tela blanca de algodón de camisa masculina, con cuello abierto y mangas adornadas con bordado inglés. Esta blusa, copiada en todo el mundo, toma su nombre de la bella modelo parisina Simone Micheline Bodin conocida como Bettina Graziani que trabajó para el diseñador en la década de los años 50.
A la camisa Bettina le siguieron otras innovadoras creaciones, como unos vestidos de noche de dos piezas que podían llevarse también con falda o pantalón; son los llamados «Separates».
Por otra parte, una selección de vestidos cortos, piezas de indumentaria en piel y trajes en seda y lamé son los protagonistas de las siguientes salas.
Los tejidos adquieren especial importancia en sus diseños. Eso lo aprendió de Balenciaga, su maestro. Trabajaba con distintos materiales y daba un tratamiento cromático, por ejemplo a las pieles, que hicieron de él un diseñador innovador y rupturista, pero sin perder nunca su esencia: la elegancia y sencillez.
Esta parte del recorrido culmina con una muestra de vestidos que combinan el blanco y el negro y permiten ver su maestría con el color negro. Siempre he pensado que el binomio black&white, presente pasarela tras pasarela, es el más elegante, a la vez que tiene un toque vanguardista.
Grandes clientas
El núcleo central de la exposición está compuesto por creaciones de sus principales clientas. Destacan cuatro mujeres icónicas en el mundo de la moda: la duquesa de Windsor, la princesa Grace de Mónaco, Jacqueline Kennedy y, sobre todo, la actriz Audrey Hepburn, musa y embajadora de su marca desde que se conocieron en 1954.
Muchas de las piezas exhibidas han hecho historia en el siglo XX, como el vestido que llevó Jackie Kennedy, como primera dama de los EE.UU., durante la visita oficial a Francia con su esposo, el presidente John F. Kennedy, en 1961 (recepción oficial del general De Gaulle); o el vestido negro de Audrey Hepburn en la película “Desayuno con diamantes”, de ese mismo año.
Givenchy donó este último diseño, uno de los más célebres de la historia del cine, al Museo del Traje de Madrid en febrero de 2006.
Vestido largo tubo, de seda, sin mangas de la película «Desayuno con Diamantes»
Otro aspecto a destacar en Givenchy es la importancia del cine en su carrera, que le sirvió como plataforma de proyección internacional, realizando muchas creaciones para actrices y películas.
La exposición dedica un espacio a Audrey Hepburn, debido a la profunda relación profesional y de amistad que se prolongó durante toda la vida de la actriz.
Así es, Hubert de Givenchy permanece unido al nombre de la actriz Audrey Hepburn a quien vistió tanto de calle como para algunas de sus películas más conocidas, “Sabrina”, “Desayuno con diamantes”, “Una cara con Ángel» o “Historia de una monja”.
Vestido blanco bordado de la película Sabrina
“Desayuno con diamantes” dirigida por Blake Edwards es una de mi películas favoritas por todo: banda sonora, vestuario, interpretación… Valedora de dos Óscar (mejor banda sonora y mejor canción). No soy de repetir películas pero esta la he visto varias veces.
Hepburn sirvió también de imagen para el primer perfume de la Maison Givenchy, L´Interdit, que se presentó en 1957, campaña inmortalizada por el prestigioso fotógrafo Richard Avedon.
Personalmente, considero que Audrey Hepburn es la elegancia y feminidad hecha mujer, no ha nacido nadie hasta la fecha que le haga sombra. En mi opinión, la elegancia no está en la ropa que llevas sino en el aura y carisma que desprendes. Ella emanaba una luz y una energía especial.
El diseñador francés Hubert de Givenchy se sintió tremendamente atraído cuando la vio en el film “Vacaciones en Roma”, con la que ganó un merecidísimo Óscar.
Del famoso modisto Hubert de Givenchy dijo la actriz Audrey Hepburn:
«Hubert es como un árbol alto, erguido y hermoso»
“La ropa de Givenchy es la única con la que me siento yo misma. Es más que un diseñador; es un creador de personalidad”
Audrey Hepburn dedicó la última parte de su vida a labores humanitarias y benéficas. Murió de cáncer de colón en Suiza, a los 63 años, en 1993. ¿Nos dejó un ángel? ¿o no?
Seguimos con el recorrido de la exposición: se muestran en una selección de trajes su trabajo artesanal en bordados y muselinas presentes en piezas como los déshabillés.
Otra de las señas de identidad del estilo Givenchy es la elegancia en el uso del color. Aquí es donde se aprecia la influencia en sus diseños de los grandes pintores de la historia. Presentes en este espacio hay dos obras de Sonia y Robert Dealunay.
A continuación, podéis ver uno de los diálogos Arte&Moda, entre una chaqueta bordada en patchwork de 1985 y la pintura de Robert Delaunay bajo el título «Mujer con sombrilla».
En la sala siguiente, sigue la estrecha conexión entre el Arte y la Moda, con un bello diálogo entre los cuadros de Miró, Rothko, Ernst, Fontana o Theo van Doesburg y algunos de sus vestidos más espectaculares.
Trajes de novia y vestidos de noche
Otro espacio está dedicado a los trajes de novia y los vestidos de noche con los que alcanzó fama internacional, señas de identidad de la Maison Givenchy.
Por una parte, hay una selección de vestidos de novia de distinta épocas presentados con un atractivo montaje escenográfico.
Por otra parte, se exhiben sus vestidos de noche, en los que el negro –su color fetiche-, destaca por encima del resto. Fue Givenchy quien consiguió la culminación y popularización del famoso ‘little black dress’, una pieza indispensable en cualquier fondo de armario.
En este tipo de vestidos es donde se aprecia mejor la pureza de líneas y desarrollo de volúmenes que aprendió del genial Balenciaga.
El recorrido termina con unos trajes llenos del glamour de los años 80, ante la atenta mirada de conocidas top-models, fotografiadas por Joe Gaffney. Época en la que se rompieron muchos moldes establecidos y se acuñó el término “top-model”.
Hubert de Givenchy
He aquí su historia:
Hubert de Givenchy nació, en 1927, en la ciudad francesa de Beauvaisen en el seno de una familia aristocrática de la que heredó el título nobiliario de conde. Su madre -una mujer coqueta que le encantaba vestirse- y su abuela materna le transmitieron su pasión por la moda.
En la Exposición Universal de París en 1937 quedó vivamente impresionado, lo que afianzó su vocación por la moda.
Después de estudiar Arte en la Escuela de Bellas Artes de París completó su formación con diseñadores como Jacques Fath, Robert Piguet y Lucien Lelong.
Trabajó como asistente de Elsa Schiaparelli durante cuatro años (1947-1951). Seguidamente, en 1952, a los 25 años, fundó en París su propia casa de costura, la Maison Givenchy, en el barrio de Monceau. Aportó a la Alta Costura un soplo de aire fresco y un nuevo enfoque siete años después de la aparición del New Look de Dior.
En 1953 conoció a Cristóbal Balenciaga, maestro y amigo. No trabajó con él pero le sirvió como fuente de inspiración.
Givenchy fue el primer diseñador en presentar una línea de prêt-à-porter de lujo en 1954.
Entre sus diseños y creaciones innovadoras destacan la camisa Bettina, el traje de noche de dos piezas «Separates» y el vestido «saco«.
Su nombre adquirió fama internacional por haber vestido a la actriz Audrey Hepburn en el cine y en su vida personal.
Givenchy vendió su firma en 1988 al grupo empresarial Louis Vuitton Moët Hennessey (LVMH). Se retiró de la profesión definitivamente siete años después: el 11 de julio de 1995, fecha de su último desfile de Alta Costura.
Fue reemplazado por los diseñadores británicos John Galliano, Alexander McQueen y Julien MacDonald. El italiano Ricardo Tisci es ahora el director creativo de Givenchy.
Ha sido distinguido con la Orden de las Artes y las Letras de España (2011).
Actualmente, Givenchy es Presidente Fundador de la Fundación del Museo Cristóbal Balenciaga en Getaria (Guipúzcoa).
“El vestido ha de adaptarse al cuerpo de la mujer y no el cuerpo al vestido”
C O N T I N U A R Á…