Visitar una casa-palacio del siglo XIX me evoca a un escenario teatral, a películas de cine y a series de televisión, a historias y tramas de época. Hemos visto y estamos viendo últimamente un boom de series televisivas en España ambientadas en dicho siglo: “El tiempo entre Costuras”, “Víctor Ros”, “Acacias 38” … La ropa, el mobiliario, la ambientación nos hablan de las costumbres y tradiciones de aquella época. Se perciben clases sociales muy diferenciadas: los barrios burgueses –céntricos y con grandes avenidas- frente a los barrios obreros con viviendas insalubres y miserables, prácticamente sin urbanizar. Siglo de cambios políticos, económicos, culturales y sociales.
Feliz de habitar este Planeta en el siglo XXI, con la mirada puesta en el futuro. No soy nada nostálgica y procuro no mirar atrás, además, me considero cien por cien contemporánea en todas sus manifestaciones. Como veis, me siento una privilegiada por vivir en esta época pero no niego que visitar un palacio decimonónico me ha resultado algo muy estimulante y bucólico. Es como conectar el pasado con el presente. Descubres como eran las fiestas de aquella época, las tertulias literarias, las confidencias de salón… que confieren un encanto especial al palacio.
Uno de los lugares que os recomiendo cuando vayáis a Madrid precisamente es El Museo Cerralbo, antes Palacio, una joya artística, construido entre 1883 y 1893, con tres fachadas que dan a las calles Ferraz, Ventura Rodríguez y Álvarez Mendizábal en el céntrico barrio madrileño de Argüelles, a un paso de la Plaza de España. Un modelo de residencia aristocrática y de la vida burguesa en Madrid de finales del siglo XIX y principios del XX.
Este palacio, propiedad de los Marqueses de Cerralbo, es más que un espacio para preservar la historia de una familia tremendamente viajera, amante del arte y del coleccionismo, es un inmueble de gran valor artístico, histórico y cultural para nuestra sociedad, por ello, hay que protegerlo y conservarlo a través de la Fundación cultural que lleva su nombre y se ha creado para llevar adelante esta misión.
Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922), XVII Marqués de Cerralbo, aristócrata, político, académico, coleccionista y arqueólogo, emparentado con la Casa de Alba, la Casa de Osuna y la de Medinaceli. A su muerte legó al Estado Español su palacio y colecciones, hoy Museo Cerralbo. Ahora es de titularidad estatal dependiente de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura.
El mobiliario del palacio se conserva perfectamente; me llama la atención las lámparas de Murano, los lienzos en el techo, los cortinones, las armaduras, carruajes, la larga mesa larga de banquetes, el salón de baile, su jardín… En general, las piezas de mobiliario antiguas estaban mejor hechas y con mejores calidades que las de ahora, al menos así lo creo, comparando los muebles de algunos de mis antepasados con los actuales.
Lámpara veneciana en forma de góndola. Salón de Confianza. Ala de Invierno. Planta Entresuelo
La Piedad de Alonso Cano. Galería Segunda. Piso Principal
Inmaculada de Zurbarán. Galería Segunda. Piso Principal
San Francisco en éxtasis de El Greco. Galería Tercera. Piso Principal
El propio Marques de Cerralbo estableció las directrices arquitectónicas inspirándose en las galerías italianas que tanto admiraba. El palacio cumplía la doble función de residencia privada y galería de arte donde exhibir sus amplias y variadas colecciones. He de destacar que me ha llamado la atención que todos los muebles y piezas se mantienen tal y como las dispuso el Marqués, lo que aporta a esta visita un valor añadido.
El estilo arquitectónico de la fachada integra plenamente las corrientes de la época: clasicismo y eclecticismo. Del mundo clásico se inspira en la mezcla de frontones curvos y triangulares sobre los huecos de los balcones, mientras que el eclecticismo se deja ver por la alternancia de la piedra y ladrillo como valor decorativo.
El Museo Cerralbo fue creado por Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII Marqués de Cerralbo (1845-1922), quien compaginó la dedicación a la política con una sensibilidad especial hacia las artes. Viajero incansable, acompañado de su mujer, Inocencia Serrano y Cerver, y los hijos de ésta de su primer matrimonio, Antonio y Amelia del Valle y Serrano -marqueses de Villa-Huerta- recorrieron Europa visitando museos y adquiriendo obras de arte, reuniendo así una magnífica colección que supera las 50.000 piezas.
Antiguamente llegó a considerarse la colección privada de arte más completa del país: pinturas de las principales Escuelas Europeas, esculturas, cerámicas, cristal, tapices, muebles, monedas, medallas, dibujos, estampas, relojes, armas, armaduras y objetos arqueológicos que tienen el aspecto de guardar muchos secretos o verdades ocultas.
Consta de 37 estancias distribuidas entre el zaguán de entrada, la escalera de honor, los pisos entresuelo y principal, y el jardín.
La información que aporto está extraída de la web del Museo Cerralbo.
La escalera de honor constituye el gran recibidor del Museo Cerralbo. La primera impresión que me ha causado es de una atmósfera misteriosa y envolvente. A la escalera los marqueses podían llegar en carruajes, que una vez que descendían, continuaba su camino hasta las caballerizas de los sótanos. Sin embargo, cuando las visitas llegaban en coche de caballos, sólo accedían hasta el zaguán.
Los días en que se ofrecía una cena de gala o baile, el personal de servicio vestido de librea recibía a los invitados a lo largo de la escalera. De película.
Me ha causado admiración la balaustrada de mármol en el primer tramo, que da paso a la planta primera, pero es de forja a continuación, de estilo Luis XV, procedente del Palacio de Bárbara de Braganza (actual Palacio de Justicia de Madrid), que nos invita a acceder a la planta segunda o piso noble.
En la planta primera se muestra las habitaciones privadas de la familia, donde transcurrió su vida cotidiana. Era también la zona donde se recibía a las visitas de confianza.
Dormitorio del Marqués. Ala de Verano. Planta Entresuelo
Salón Amarillo. Ala de Verano. Planta Entresuelo
Salón rosa
Las estancias del piso noble o principal (planta segunda) están dedicadas al protocolo, siendo decoradas de forma más suntuosa, en las que el Marqués dispuso sus colecciones con un montaje museográfico. Refleja la posición económica y social de sus propietarios. Según la mentalidad decimonónica se da una extrema importancia a la apariencia, por lo que los mejores espacios se reservan a los invitados. Se abría únicamente para recepciones, fiestas y bailes.
Sala de baño. Piso principal.
ARMERÍA
La armería equivale al vestíbulo del piso noble. Aquí los anfitriones respondían cortésmente a los saludos de rigor de sus invitados.
La existencia de estas salas dedicadas a la exposición de armas pretendía simbolizar la pertenencia a una clase social y la historia de una dinastía. Esto explica el emblema de la Casa Cerralbo: «Muera la vida y viva la fama».
En ella encontramos armaduras y todo tipo de armas blancas y de fuego. Cabe destacar una silla de manos de estilo rococó, que se desconoce si tuvo alguna vinculación con el marqués, de modo que podría ser de una de sus adquisiciones como coleccionista.
El salón árabe y el salón estufa ponen una nota de exotismo entre tanta pieza histórica, decoración que no podía faltar en ningún palacete “a la moda” en aquella época.
Salón estufa
COMEDOR DE GALA
Dentro de las estancias del piso principal, el comedor y el salón de baile eran las más relevantes. Las cenas y los bailes se consideraban dos actividades habituales en la vida social de las clases altas decimonónicas.
Tuve la suerte de que había una magnífica exposición temporal en este comedor titulada «De la Granja a la mesa», donde la mesa del comedor de gala mostraba una variada representación de la producción actual de la fábrica de cristales de La Granja inspirada en los modelos históricos. Habitualmente, la mesa no está vestida. ¡¡Elegantísima!!
La decoración es típicamente alfonsina: maderas oscuras -principalmente nogal-, rígidos asientos con tapicerías de gutapercha imitando cuero. El brillo de las candelas y de la plata daban vida a estos interiores austeros y oscuros.
Me ha llamado la atención la gran mesa con capacidad para 24 comensales. Toda ella realizada con material reutilizado. Su sobre está integrado por fragmentos de parqué, y sus patas son balaustres reutilizados del Palacio de los Duques de Medinaceli, ubicado en el solar del actual Hotel Palace. Estos balaustres también sujetan las sillas y los aparadores del comedor.
Vemos que antiguamente también se recurría a la reutilización, una de las tres R que nos recomienda la UE para respetar el medio ambiente y generar menos residuos: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Sería la segunda por orden de importancia. Restos de muebles viejos u otros objetos decorativos viejos pueden ser aprovechados. Eso es tener una buena actitud ecológica y, como veis, hasta en decoración de lujo se recurre a ello.
Para la nobleza eran imprescindibles los aparadores para exponer la rica vajilla generalmente de plata, ya que su posesión se asocia a la pertenencia a una clase alta.
En el Museo se conserva una fotografía del prestigioso fotógrafo Franzen, publicada en “Los salones de Madrid”, donde vemos una presidencia a la francesa, que es cuando sitúa a los anfitriones en el centro de la mesa, enfrentados entre sí.
SALÓN BILLAR
Los anfitriones tenían la obligación de amenizar sus reuniones con diversas actividades de ocio, entre las que se encuentraban el juego y la tertulia. El billar se pone de moda en el siglo XIX, lo trajo a España la dinastía borbónica, como otras muchas costumbres y aficiones francesas. Era un juego vinculado a la aristocracia.
El mobiliario gira en torno a la mesa de billar de grandes dimensiones, uno de los mejores muebles que conserva el museo. Unos divanes de gran altura permitían que los asistentes pudieran seguir las jugadas.
SALÓN CHAFLÁN
En esta sala los marqueses recibían a las visitas más formales que era una obligación entre las grandes familias del siglo XIX. Este acto les servía para aparentar ante la sociedad. Y es que en el XIX todo es fachada y apariencia externa.
Los pisos nobles de las grandes casas, se abrían una vez por semana para recibir las visitas; el resto de los días, los salones permanecían cerrados y los muebles cubiertos con fundas.
El procedimiento para solicitar una visita es el siguiente: En primer lugar, se enviaba una invitación para el té, un almuerzo o tertulia… que debía ser contestada con una tarjeta de visita. Era tal el número de invitaciones que era imposible atender tantos compromisos y para poder cumplir se tenía que responder a las invitaciones.
En el siglo XIX la visita era una actividad principalmente femenina. Hay una serie de estancias donde las damas reciben a sus amistades, como son el gabinete o el boudoir.
Aquí aparece el único suelo de baldosa hidráulica del museo, un suelo con encanto, diferente y artesanal. Esta baldosa, realizada con cemento, tuvo una gran aceptación entre la burguesía en el cambio de siglo, a causa de sus atractivos y coloridos diseños.
DESPACHO
El despacho es el espacio del señor de la casa, mientras que una dama disponía de otras habitaciones, como el gabinete. El despacho es una estancia imprescindible entre los profesionales liberales, la clase política y hombres de negocios.
Vemos una chimenea magnífica por sus proporciones, paredes enteladas con un damasco carmesí llenas de escudos, emblemas de los distintos títulos del marques.
Aunque era habitual realizar una decoración homogénea, aquí se opta por una amalgama de estilos, épocas y países: el sillón Luis XIV, la mesa Luis XV, el buró Luis XVI, los divanes constituidos con tablas góticas del siglo XV, los tibores orientales… En cualquier caso, la decoración responde a un mobiliario clásico.
Resulta sorprendente encontrar dos mesas de escritorio en una misma sala, pero no es más que un reflejo del abigarramiento y acumulación de objetos propios del siglo XIX.
BIBLIOTECA
Es un espacio contiguo al despacho y decorado en estilo inglés. Los libros más valiosos y queridos de Marqués son aquí los auténticos protagonistas. El total de la colección ascendía a unos doce mil volúmenes, con temas tan variados como libros de viajes, historia, geografía, literatura, religión, derecho, política, incluso manuscritos. Destacaban las obras de arqueología y numismática, esta última una de las colecciones más importantes del país.
Y si en el despacho se ha apostado por al estilo francés, aquí, al contrario, se sigue el estilo inglés. El tipo de mesa es una writing table y la decoración general se inspira en la biblioteca del novelista y poeta Sir Walter Scott.
GALERÍAS PRIMERA Y SEGUNDA
Estos corredores, tienen un carácter de exhibición de las colecciones del Marqués a la manera de las galerías de pintura de los palacios italianos. Supone una prolongación del salón de baile, donde las parejas que no deseaban bailar se retiraban a conversar en los largos divanes.
Es también conocida como galería de joyas, por la mesa vitrina central. En ella se exhiben distintas piezas de gran valor, entre las que destacan un reloj ginebrino con autómatas, y las condecoraciones con las que aparece el Marqués en un lienzo, obra de Soriano Fort. Junto a la mencionada obra se expone un retrato de la marquesa, Manuela Inocencia Serrano Cerver, pintado por Ricardo Balaca.
SALÓN DE BAILE
Las clases altas tenían una vida mundana y social. Para crítica de algunos, por su ociosidad y frivolidad.
El salón de baile es la sala más importante y suntuosa de la casa por sus dimensiones, altura de techos, su bóveda pintada y paneles de ágata de las paredes. Se utilizaba principalmente para bailes, pero en ella también se celebraban otro tipo de eventos, como actos de presentación de hallazgos arqueológicos del Marqués.
Vemos pocos muebles, como grandes divanes y sillas portátiles. Las paredes, cubiertas con espejos. Se decoran techos y paredes. Presidiendo la estancia se encuentra el llamado reloj misterioso, cuyo péndulo realiza su giro al ritmo de la música. Una pieza exquisita y bellísima. El reloj, uno de los objetos que más me ha llamado la atención, debió ser una pieza de esplendor, opulencia y precisión técnica, que muestra la elegancia y el buen gusto que van asociados a la aristocracia.
Este Museo realiza talleres, actividades, cursos, congresos, conferencias y exposiciones temporales. ¿Y cómo no? también se celebran conciertos y recitales en el Salón de Baile, una de las salas más emblemáticas del museo. Antaño se bailaban románticos valses, agitadas polkas y deliciosos rigodones. Sin duda, es mi sala favorita. Me encanta bailar y dejarme llevar por la música. ¿Me permitís este baile?…
El horario de este puente de mayo es el siguiente: jueves, 30 de abril, de 9.30 a 15 horas, y por la tarde se abre con apertura extraordinaria y entrada gratuita entre las 17 a las 20 h.; viernes, 1 de mayo, cerrado, Fiesta del Trabajo; sábado, 2, y domingo, 3 de mayo, de 10 a 15 horas, habitual horario de los días festivos. El acceso es gratuito el sábado, desde las 14 horas, y el domingo, toda la mañana.