El dormitorio en Arlés, Van Gogh
He ilustrado el siguiente post con cuadros del genial pintor holandés Van Gogh porque destilan tristeza, nostalgia y belleza, y se adecúan a las circunstancias actuales y al texto. El cuadro denominado El dormitorio en Arlés parte de la idea del pintor de expresar la tranquilidad y el reposo absoluto, mediante diferentes tonos de color de su cuarto en su estancia en la ciudad francesa de Arlés. Mi dormitorio se ha convertido en mi confinamiento favorito porque está preparado para ver la televisión, poder estudiar y trabajar con el ordenador. Es el lugar donde encuentro la calma que necesito en el aislamiento por el Coronavirus.
La casa amarilla de Van Gogh en Arlés
Hay que quedarse en casa, un mensaje muy claro del gobierno para evitar la propagación del Covid-d19 y descongestionar los hospitales, con hastags repetitivos en las redes como #Quédateencasa o #Yomequedoencasa por la crisis sanitaria del Coronavirus. La casa amarilla de Van Gogh en Arlés, en la que el pintor alquiló varias estancias, se convirtió en un espacio para sí mismo para tener su propio estudio que coincidió con una época muy productiva. En el largo confinamiento en nuestras casas ha habido una tormenta de ideas de creatividad.
Grandes obras de Arte del mundo se han cubierto de mascarillas en tiempos de Coronavirus
Ante el Coranovirus se me ocurre un reto: la convivencia familiar, ¡¡hágamos que no estalle!! si no ha estallado ya en el confinamiento que se prolonga hasta el 9 de mayo. Tantos días encerrados crispa los nervios y hace mella en muchas personas. En mi opinión, todos somos para un rato, ¿es aburridísimo y cansino el confinamiento en soledad?… ¿es insufrible el confinamiento en familia?… ¿qué tal lo lleva un grupito de colegas confinados?…
El Coronavirus Covid-19 nos pone a prueba porque al tener que convivir forzosamente las 24 horas con las mismas personas, día tras día, semana tras semana, está sacando la verdadera esencia de cada uno.
El dormitorio de Arlés, Van Gogh
¿Vida en familia o mejor confinados cada uno en su propio confinamiento?…
Conversar cara a cara, hablar claro en momentos difíciles que hemos de afrontar; abrir viejas heridas que se cerrarán o no; pelear con y por las palabras; tensión; disgustos; relaciones de poder; autoritarismo de alguna persona en particular. Disputas de posesión, sometimiento, víctimas de un juego de poder; escupirse veneno unos a otros. Personas que pueden ser tan letales como el peor de los virus. Y hay quienes que no hay otra cosa que le guste más que «salirse con la suya». Todo ello me hace reflexionar muchísimo sobre las mil caras de la personalidad del ser humano ante la adversidad extrema, objeto de una tesis doctoral, como sería el Coronavirus Covid-19.
Van Gogh tiene cuadros negros, tristes en los que hay angustia, como la que sentimos en estos momentos por la lucha contra el Coronavirus.
Los comedores de patatas, Van Gogh
Una de las caras de esta pandemia del año 2020 (prima hermana del SRAS y del MERS) es la ocasión para reflexionar sobre las relaciones humanas en este marco de futuro incierto, con un panorama muy negro sanitario, económico y social. Hay que aguantarse y aguantarnos; caer del pedestal; descender de los tronos y de los altares que nos hemos creado; dejar de compararse y competir por quién es el más listo, el más guapo o el que más éxito tiene. Cabe destacar que el éxito profesional, algunas veces, es fruto de la injusticia, de la diosa del marketing o del azar.
Schoenen, Van Gogh
Pasará el tiempo pero jamás no olvidaremos de esta locura que estamos viviendo por el Coronavirus: una prueba de fuego. Esto promete ser largo, si no ocurre antes un milagro, y creo que no es tiempo de guerra ni división en casa, ni entre los partidos políticos, ni entre nadie. Con diálogo y solidaridad, todos unidos, saldremos de ésta. Reservar “Juego de Tronos” para las películas de ficción, no para juegos de política ni para repetir en casa, por juegos de poder, guerras frías o calientes, egocentrismo extremo e infantilismo de adulto.
En el juego de las sillas, un juego infantil, tomamos conciencia de las relaciones de poder. Las dos sillas vacías pintadas por Vang Gogh establecen asociaciones entre los objetos y el peso de las emociones diferencias entre sí.
La silla de Vincent y su pipa
En el confinamiento obligado, me relaja ver pasear desde la ventana a personas con bolsas, carritos de compra o sus mascotas en las aceras, cruzando las calles o en la parada del bus; ver camiones descargando mercancía, repartidores y mucha Policía.
Me reconforta mucho más y me da calma mirar al Cielo desde la ventana y observar al Sol -aunque el tiempo en el confinamiento viene marcado por más nubes que Sol-, o ver caer la lluvia desde casa. Los ojos siempre a lo alto, con una mirada espiritual y de esperanza. El pintor holandés Van Gogh era un enamorado de las Estrellas y pintaba las nubes parecidas a como las estoy viendo en estos momentos.
La Noche Estrellada, Van Gogh
Van Gogh un artista que nació con Estrella y pinta las Estrellas
Me gusta aplaudir y escuchar los aplausos, a las 8 de la tarde, como agradecimiento y reconocimiento al personal sanitario; oír las sirenas de la Policía y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, nuestros Ángeles Custodios; ver circular los buses rojos ecológicos de transporte público… Sí, hay vida fuera de casa durante el Estado de Alarma por el confinamiento.
Terraza de café en la noche, Van Gogh
Por mi parte, cuando pase todo esto, con gran dolor por el gran número de víctimas mortales por el Coronavirus Covid-19 y por la economía rota, pido individualmente cambios profundos en mi vida y en el mundo: una vida serena y tranquila, una vida nueva, una vida mejor, una vida más fraternal, más espiritual, con más justicia social y económica, más humanista, más solidaria, más sostenible…
Arranca una Nueva Era en la que florecerá lo sembrado, una nueva toma de conciencia para muchos.
Las flores de Vang Gogh son mágicas, nunca se rinden, siguen creciendo y floreciendo
Los girasoles, Van Gogh
¿Hasta que el Coronavirus nos separe o no nos separe? (Final abierto)
Los Lirios, Van Gogh